Soy admiradora del ser humano, su riqueza y sus enormes capacidades. Me apasiona la incansable búsqueda en la que se afana por encontrar el equilibrio y la felicidad. De allí que me he dedicado a entender las causas que detienen su desarrollo y con ello la posibilidad de instrumentar nuevos planteamientos y mejores caminos para alcanzar la tan añorada plenitud.
Me he especializado en educar educadores: madres y padres de familia, maestros, abuelos y todos aquellos que necesitan estrategias claras para poder sacar lo mejor de los demás; allí donde se encuentren, ya sea en familias, en escuelas o en empresas los cursos y talleres extienden el potencial de cada persona.
Los educadores de hoy, pese a querer hacer una buena labor, se debaten entre seguir el esquema de autoridad anterior, o atreverse a modificarlo. El problema se encuentra en la confusión de no saber qué cambios son los que se deben adoptar para evitar caer en el autoritarismo que ellos mismos enfrentaron y por ello, atrapados al no encontrar opciones viables que los eduquen en términos de respeto y armonía.
Podría parecer un truco de la vida pero, sin notarlo, los educadores pueden estar reforzando comportamientos inadecuados, o tal vez limitando el crecimiento. El ansia por tener el control nos hace manejar la frustración y el enojo de forma inadecuada, creyendo controlar las situaciones con pleitos o intercambios de frases y actitudes dolorosas que no llevan a ningún sitio.
Todos los caminos llegan a algún lugar, el problema está en transitarlos sin tener claro a dónde nos llevan. Los caminos se debieran decidir en función al lugar a donde queremos llegar sin embargo, hay ocasiones en que la vida misma nos va llevando y no sabemos bien a dónde. Dada la multitud de situaciones que se nos presentan sin haberlas imaginado, vamos reaccionando y sin notarlo, andando.
COMENTARIOS RECIENTES